René Hilda Batalla "Ese gringo bruto" Estas tres palabras salieron disparadas desde un medio de comunicación...
Quedé atónita.
¿Será que, así como "en la guerra y el amor, todo vale" también puede aplicarse para la política? En el glosario argentino hay frases que quedarán grabadas por los tiempos de los tiempos. Y por mi mente desfilan otras expresiones, tales como: "No dejaré piedra sobre piedra que no sea peronista" "Al amigo todo, al enemigo, ni justicia" “No me atosiguéis”. "Si quieren venir, que vengan" “El peronismo triunfará conmigo o sinmigo”. "Hay que pasar el invierno". “Felices Pascuas: la casa está en orden”. “Síganme: no los voy a defraudar”. "Dicen que soy aburrido”. “La Argentina está condenada al éxito.” “Vengo a proponerles un sueño" “Tenemos que dejar de robar por dos años”. “Yo nunca pude aprender más allá que del hache dos cero, del agua…”. "La terrible inequidad entre aquel que puede ir a una escuela privada versus aquel que tiene que caer en la escuela pública"
Y así, hasta el fin de los confines podría rememorar cientos de palabras dichas por algunos de nuestros dirigentes políticos.
Hay palabras que calan en nuestros sentimientos.
Lo que había escuchado sonaba a desdeñoso, peyorativo y provocador! Con el tiempo aquellos que se encargan de replicar ciertas ocurrencias en tono jocoso, hacían propia esta frase y la vociferaban sin pudor alguno.
Hace unos días atrás, caminando por la Avenida Eva Duarte de Perón en la intersección de la calle Córdoba donde la Sucursal del Correo Argentino se había convertido en un edificio en plena dejadez, donde las paredes descascaradas y las rajaduras dejaban ver el transcurso del tiempo y el olvido.
Hoy se ha transformado en un lugar totalmente restaurado, pintado, modernizado. Desde la vereda hacia el cielo, cinco reflectores iluminando, como una promesa. Y en la puerta de entrada en un cartel puede leerse: Centro Regional de Educación Superior Monte Caseros.
Algo se acomodó dentro mío.
Seguí caminando y en la bajada que da a la Costanera, las palmeras mecidas por el viento susurraban una antigua melodía guaraní , que se vuelve auténtica y única en cada color del paisaje, cada piedra, cada árbol, cada bocanada de oxígeno. El sol como un Dios emergente comenzaba a besar las costas del Río Uruguay. Es casi imposible describir lo que se ama.
Me sentí tierra. Me sentí raíz.
Y eso que dentro mío había encontrado su lugar unas doce cuadras atrás, se convirtió en algo que suele ensanchar el pecho y levantar el mentón, eso, se llama orgullo. Porque aquí, en un rincón de la provincia de Corrientes, ahora, hay un lugar donde cientos de jóvenes, adultos y todos aquellos a los que el aprendizaje les motiva e inquieta podrán capacitarse.
Hay un lugar donde el futuro se ha de manifestar a través de la educación. Hay un lugar donde quedarse.
Aquellos que unos años atrás hemos emigrado para seguir estudiando, buscar trabajo, hallar un futuro.
Aquellos que durante mucho tiempo nos hemos llenado de nostalgia por tanta distancia.
Aquellos que volvemos a reencontrarnos con la matriz de nuestros sueños. Podemos sentir como propia una esperanza.
Siento orgullo porque es mi pueblo natal.
Orgullo porque la historia hablará de esto.
Orgullo porque "ese gringo bruto" entre todos sus proyectos, sus desaciertos, sus logros, sus promesas, nos da su mejor legado.
El señor Miguel Ángel Olivieri, hijo de Doña Gladys Confalonieri y Don José Constante Olivieri, actual intendente de la ciudad de Monte Caseros Corrientes, deja como sello de su gestión pública y política una Universidad.
Las frases quedan en la memoria colectiva.
Las obras quedan como una herencia para la sociedad.
René Hilda Batalla. Domingo, 25 de agosto de 2019
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