Claudio María Domínguez Dejá de ser una victima y toma las riendas de tu vida ATRÉVETE A SER FELIZ - Amigos del alma, amigos del corazón, gracias por querer crecer juntos, gracias por la búsqueda de lo real, gracias por querer, quizás por primera vez, tener una vida más genuina, no una vida hipócrita, no irnos del planeta sin haber disfrutado la búsqueda de la verdad y la puesta en práctica de esa verdad.
Ese es el gran desafío. Como poder entender en este momento no solo intelectualmente lo que es un cambio de vida sino vivirlo hoy mismo, esta noche antes de dormir. Y si te despertás a la mañana en estado de plenitud, ¿como podés crear el día, como podés visualizar y sostener esa imagen en el tiempo?. ¿Como podés tener coherencia de querer algo pero al otro día no cambiar de opinión?, si uno cambia de ideas todo el tiempo, el universo no entiende, no recibe una orden clara de la frecuencia que estás emitiendo.
Entonces ¿Cómo podés ser el creador genuino de una vida bella, de una vida sana, de una vida heroica, de una vida que no dependa más de las situaciones en el mundo exterior y de los otros personajes de la telenovela para tener un día que valga la pena?
Hay que dejar de ser la víctima permanente, ¿por qué me han hecho eso? ¿Por qué mis padres? ¿Por qué la adopción? ¿Por qué la enfermedad? ¿Por qué mis ex parejas? ¿Por qué repito la historia y ahora veo que mi hijo también la repite? Esa es la victima eterna.
Tenés que lograr ser el rey y no el mendigo de tu vida. Ser el protagonista de la película, el héroe de tu historia de amor, y dejar de ser actor secundario y triste de la película ajena. Basta de “lo que me hizo y lo que no me hizo, lo que me pudo haber hecho y finalmente no fue”. Esa es la mente que nos te sigue haciendo estar pendiente de lo que los demás decidan hacer según su evolución espiritual que además puede ser muy poca.
Si alguien te dijera a la noche ¿Cómo fue tu día? ¿Tuviste un día de grandeza, de gloria o tuviste un día de miserias palaciegas, negociando el día a día? ¿Tuviste que pelear tu derecho a vivir, tuviste que recibir un accionar del otro para ver si vos más o menos te mantenías en tu eje? ¿o te descontrolaste o te desbocaste varias veces?
¿Estás siendo el dueño de tu vida o seguís dependiendo de las llaves y las cerraduras ajenas? Si te encerraras en vos mismo ¿podrías ver los tesoros que no te es fácil descubrir cuando seguís esperando que los demás te cuenten a vos tus propios tesoros? Y vos ves que los demás lo único que hacen es hablar de sus “tesoritos” y “maravillas”. Entonces vos decís ¿Dónde está mi gratificación? ¿Dónde está la devolución aun de lo bueno que yo hago? Y sigue esa cadena de aislamiento, soledad, desazón, que después se convierte en rencor, resentimiento y reproche. Más soledad, más aislamiento emocional, y la hormona de la muerte que es la que destruye el sistema inmunológico y te lleva rápido. La frase de Madre Teresa, una de las diez mejores y más crueles frases de mi vida: “La gente se muere sin haber vivido nunca” es decir, cumplieron todas las funciones biológicas, se saben de memoria la grilla de televisión de todos los canales de cable, se saben de memoria quien los jodió en la vida año por año, mes por mes, día por día; se saben de memoria todos los deseos inconclusos que tienen para el futuro, todos los miedos de lo que les puede pasar; viven en ese estado de amenaza: del pasado al futuro, del futuro al pasado, y no pueden mandar a la miércoles el pasado y el futuro y estar aquí y ahora, calmos, bellos, en eje, porque siguen esperando que el mundo ahí afuera cambie, cuando el mundo es nada más que el espejo de lo que vos estás haciendo de tu vida.
Todos los seres iluminados, conscientes de su luz, dicen lo mismo: el mundo te está reflejando la evolución de tu alma, es decir, cada vez que odies a otro o que odies determinada característica del otro, eso es lo que no podes resolver en tu historia. Entonces es mucho más fácil decir “resentido”, “vanidoso”, “rencoroso”, porque vos no te estás señalando y diciendo “No, yo soy un envidioso que sufro por el triunfo ajeno, yo estoy resentido y rencoroso porque no me pidió perdón por lo que me hizo”
Cada vez que ames algo en el otro, ese es tu estado vibratorio, bello y amoroso. Cada vez que vos digas: “que noble, que genial, que luz desprende”…, vos estas en un estado de recepción de esa luz, por eso podes verla, otro no podría verla ni aunque el sol le diera en la cara.
Cada vez que digas: “escuchar a esa persona me hace tanto bien”, el plexo solar, el corazón lo tenés abierto como para que esas palabras entren en tu vida porque vos ya sabes que esa es tu verdad, porque el otro es un espejo. Cada vez que vos digas “que me amen por favor”, es que vos no te estás amando a vos mismo; “que aquel aparezca en mi vida”, es que vos no llegaste a tu vida; “que aquel me llame el fin de semana”, vos dependes del fin de semana para poder tener una vida.
Lo que me molesta del otro es lo que no puedo resolver en mí, el otro es un maestro divino, extraordinario, que me muestra mis asignaturas pendientes. Sumergite en el vacío, el que da un salto cuántico en el vacio parece que cae y en realidad una vez que está cayendo y se suelta de todo aquello que lo aferraba en el mundo, de golpe va a volar y logrará ser libre.
Vas a tener que reconocerte y recordarte como el ser de luz de vuelo infinito que sos y que siempre has sido. Todo lo que siempre creíste que eras hasta ahora, eso es lo que no sos, y todo lo que no te atreviste a soñar que eras, eso es lo que siempre fuiste. Es hora de vivir. Sos un ser de luz, un tesorito en la vida, naciste para ser feliz. Es hora de que te des cuenta de eso y que lo apliques.
Los amamos tanto. Gracias por existir.Martes, 19 de julio de 2011
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