Plan para engañar y no ser descubierto Cómo confiar. Shakira, Piqué y el laberinto de la infidelidad No hay que desconfiar sino confiar mejor; en los otros, pero en especial en la propia percepción.
Posiblemente nunca sabremos en realidad qué pasó entre Shakira y Piqué. La pareja anunció su separación y, si no fuera por el hecho de que son personas muy famosas, la cuestión no pasaría de lo anecdótico.
Pero ellos no solamente son muy conocidos, sino que han trascendido chismes de supuestas infidelidades que son excusa para tratar el tema que, desde que la monogamia existe, revolotea cual fantasma en la mente de las personas en pareja.
Se suele decir que es por culpa de una infidelidad que una relación se rompió. Sin embargo la experiencia muestra que, si la infidelidad existió, las condiciones que la propiciaron estaban presentes antes de que un tercero o tercera entrara en la foto. “No pude resistir y miré la pantalla de su computadora y ahí encontré esos mensajes secretos que destruyeron mi mundo en un instante”. La frase se repite muchísimo (así como el fisgoneo de computadoras y celulares), pero pasado el primer golpe suele entenderse que se miró esa pantalla porque algo se sospechaba y existía una lejanía que, entre otros indicadores, dejaba entrever una zona de penumbras en el vínculo.
Obviamente no cumplir con los votos de fidelidad complica las cosas, sobre todo cuando se trata de una “doble vida” que naturaliza un ambiente de dañina mentira. No hablamos del dolor que habita estos temas ni de la vivencia arrasadora de traición que muchos sufren, sino de la posibilidad de entender realmente lo acontecido para, en todo caso, evitar tropezar de nuevo con la misma piedra.
Aprender a confiar es todo un arte, mucho más interesante que el de aprender a desconfiar. No hay que desconfiar sino confiar mejor, en los otros, pero, en especial, en la propia percepción. También es importante tener en cuenta las manifestaciones emocionales del otro, porque el ninguneo nunca ayudó a que las parejas se lleven mejor.
Para confiar hay que ver y para ver hay que estar despiertos, no alarmados o dormidos. Una pareja es una entidad viva, no solamente una sociedad funcional que se da por hecho porque, mucho tiempo atrás, se dijo que era para toda la vida. Por eso no conviene suponer que a las parejas se las puede “embalsamar” emocionalmente.
Ver los problemas, disfrutar de la relación como tal (intimidad incluida) y conocer de verdad con quién se está compartiendo, sin forzar idealizaciones, es parte de la protección que se puede tener ante la infidelidad tan temida.
Lástima que Shakira y Piquet no lo lograron. Pensemos sin embargo que su pena sirve para que otros despierten y vean las cosas tal como son cada día, sin quedar hipnotizados por la vieja foto de lo que alguna vez fue, pero ya no es más porque la vida evoluciona y también evolucionan los vínculos, para perdurar… o no.
L NaciónViernes, 24 de junio de 2022
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