Declaraciones de Marijó Areta Reflexiones: a un año de la muerte de Romina Ojeda Poco más de un año hace que Romina Ojeda murió. El informe estadístico del Hospital Llano dice que la muerte cerebral de la chica se produjo a causa de un síndrome de disfunción multiorgánico y shock séptico. Se donaron sus órganos a pesar de tal situación y la madre aseguró que no autorizó el procedimiento. Antes, perdieron su útero y trompa izquierda. Había llegado desde el hospital público de Monte Caseros, donde fue intervenida y atendida en dudosas condiciones luego de algunas complicaciones tras dar a luz a una nena. Otras tantas irregularidades ocurrieron en el traslado y en las formas de intervención quirúrgica. Hasta en la autopsia encontraron una pinza. Ya pasó un año y las respuestas oficiales son insuficientes y llegan entre denuncias y expedientes judiciales mediante. Las irregularidades detectadas son varias y corresponden responsabilidades y culpas a cada caso. En primera medida, especialistas hubieran recomendado extirpar el útero en la primera intervención quirúrgica, antes de llegar a la tercera, donde también le extraen la trompa izquierda. Ambos órganos desaparecieron y así se impidió el estudio que determinaría el origen de la enfermedad y el desenlace de la muerte.
Desde la querella del caso sostienen que las causas del deceso son incompatibles para donar los órganos. Además, la madre de Romina -Susana Ferrero- asegura que no dio consentimiento para tal ablación, además de que según la misma parte, no figura en la lista de donantes del Incucai. Mientras tanto, dormía en el pasillo durante la internación de su hija. Según el informe estadístico de defunción del Llano, no conocían datos de Susana, quien había sido atendida allí mismo por presión alta.
Era la única persona familiar directa que podría haber firmado allí un permiso de ablación, pero ella asegura no haber firmado ningún papel en ese sentido, además de que su situación era sensible debido a un cuadro de descompensación. Según fuentes reservadas, la donación tendría una autorización aunque el firmante no cubriría los requisitos del caso. Este es un punto importante a seguir en el desarrollo de la causa judicial.
Otra sospecha surge a partir del traslado del cuerpo de Romina desde Capital hacia Caseros, ya que habría sido llevada en una ambulancia privada en horas de la medianoche del día en el que falleció, cuando el Ministerio de Salud Pública habría dispuesto el traslado ocho horas más tarde.
Susana Ferrero es la madre de Romina. No encuentra consuelo más allá del apoyo incondicional de sus dos hijos y su marido, además de los allegados del pueblo que le dan fuerzas. En diálogo con El Litoral aseguró que lo ocurrido con su hija “es como decir un caso más, no es un caso como el de estos días por la pérdida del hijo de Juanita Viale. Somos humildes, pobres y por eso no trascendió más de lo que fue nomás”. Acusa que “dicen que supuestamente era donante, pero por lo que nos fijamos no la encontramos en ninguna lista”. Asevera que ella no firmó nada y que el novio de Romina tampoco.
También denuncia que cuando llegó el cuerpo de Romina a Caseros, se le realizó una autopsia, donde ya, sin varios órganos, se habría detectado que “la sepsia estaba en toda la sangre, así que se supone que sus órganos no servían” y detalla que “esa es la pelea que tenemos en el Llano, y acá en Caseros, por mala praxis”.
Camino judicial
Existen dos partes en el caso que llegarán a unirse en algún momento: lo ocurrido en Monte Caseros y lo que sucedió luego en Capital. Es la tesis que sostiene el abogado de la familia de Romina, Oscar Dubrez, quien desde su estudio en la capital correntina manifiesta que “en esta semana se tomarán nuevas declaraciones testimoniales de médicos y personal que estuvo en contacto con Romina durante su estadía en el hospital de Monte Caseros”.
“La primera etapa está encaminada y luego de casi un año se le designó un juez a la causa, que estará a cargo de la doctora Elsa Laura López”, detalla y explica que “la investigación se abrió de oficio en Caseros a raíz de versiones periodísticas del hecho”. Lo más llamativo del caso es que “la madre no autorizó el trasplante”.
Por las irregularidades del caso, “se pidieron informes al Ministerio de Salud, aunque la respuesta fue que se deberá esperar a que terminen de recolectar pruebas”. Un oficio de similar tono fue dirigido al Cucaicor, pues estiman que “Romina no figura en la lista de donantes del Incucai”. Se dice que Romina había asentado en su Documento Nacional de Identidad su voluntad de donante, pero no se habría recuperado el DNI aún, según aclaran desde la querella.
El Cucaicor es un organismo de los más respetados y prestigiosos en la provincia, además de contar con la generosidad de los correntinos a la hora de donar. Es este, sin embargo, un caso donde han existido eventos fuera de lo común. Hay que atender estos cambios en la normalidad para cuidar de la mejor forma la salud y la integridad de los correntinos.
Humanizar la salud
“No quiero como que quede algo que pasó hace un año y quedó archivado y con la sensación de que esto va camino a la impunidad, quiero que se esclarezca”, denuncia la diputada nacional por Corrientes, Marijó Areta, quien desde su Monte Caseros se interesó en el tema. “Estamos -sostiene- frente a una provincia sin coordinación y con falta de respuestas, sobre todo en la parte de salud pública provincial, con respecto a la gente que no tiene cobertura médica privada u obra social y depende exclusivamente del sistema estatal”. La mayor y más concisa crítica que lanzó la legisladora en una entrevista exclusiva con El Litoral fue dirigida hacia el ministro de Salud, Julián Dindart: “Cuando uno maneja una provincia con escasos recursos, fundamentalmente debe ser más humano, más comprometido y más empático”.
“Esto no debiera ser algo político, chiquito, de aldea, sino lo importante son las cuestiones de fondo que vayan más allá de las marchas. Si llega la causa a Corrientes, se van a empezar a ver las cosas que sucedieron en el Llano, que probablemente sean más graves”, explicó Areta y aseguró que “hay que analizar en forma más seria las coordinaciones entre los distintos sectores de salud y estar atentos a la feminización de la pobreza”. También aclaró que “si yo como legisladora no denuncio que pasan estas cosas y no trato de emprolijar más, porque acá se está jugando con la vida de seres humanos, hago como cómplice si no hago nada”.
Ante la pregunta sobre a quién cabe la responsabilidad de dar respuestas, la contestación no deja dudas: “Al Gobernador y al ministro de Salud sobre todo, que es el ejecutivo a cargo del sector, donde hay falta de coordinación que superan los problemas económicos. No veo que actúen como si trabajaran con seres humanos. Se debería haber humanizado más el caso”. En definitiva, las causas de muerte hablan de una infección generalizada, lo que impediría la donación de órganos (“Hay que empezar a seguir de cerca este tipo de cuestiones”, pidió Areta). Sin embargo, los receptores de tales órganos no habrían sufrido problemas. Entonces, ¿realmente existió esa infección o no fue generalizada como se estableció? El útero y la trompa izquierda fueron las primeras piezas comprometidas y responderían ciertos cuestionamientos. Nunca aparecieron. La Justicia, mientras tanto, respeta sus tiempos, distintos a los de una nena que crece, sin madre y sin respuestas.
Fuente: El Litoral
Miércoles, 1 de junio de 2011
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