Mary Mendoza Flor verde muy verde Gritos lacerantes Miedo, pánico, terror La llevaron casi muerta aquella noche tenebrosa Lluvia, bala y portazos desde lejos, se escucharon ¿Cuántas ventanas del barrio se cerraron en silencio? ¿Por temor, por cobardía o por no ir junto al encierro?
Cuantas osamentas boyaron en ríos, cunetas y ladios. Carnes torturadas manguellas putrefactas Cuántas víctimas inocentes hombres, mujeres embarazadas en cárceles clandestinas clamando justicia y paz. Sus voces nunca se oyeron ¿Dónde están, donde se han ido? Duermen en paraíso perdido O tal vez son menú de peces, en el río Y un día brotó una planta que fue creciendo despacio en tierra calcificada con mezcla de esqueletos. La sangre, se hizo abono para enraizar esa planta que fue creciendo, creciendo con brotes de hojas rojizas teñidas de muerte y desgracia.
Y nació una flor pequeña, verde muy verde Flor, luz de justicia Flor, luz de esperanza. Y salió el grito dormido de aquella, Argentina triste, sin fuerza y empobrecida. El pueblo clamaba a gritos: “Por fin llegaste democracia”
Entonces sí que surgieron de donde, como, ni cuando mil voces gritaban a coro ¡Nunca más! ¡Nunca más! Y la vendetta venía como el Etna en erupción La voz del pueblo clamaba: “queremos paz, queremos paz para la Nación”
Y fue un hombre, valiente que amainó, el intenso fuego sin rencores, ni venganzas sin enconos, ni ataduras. En sus manos, ciño muy fuerte la flor verde esperanza que fue, creciendo despacio en esta Argentina nuestra la ansiada DEMOCRACIA.
Mary Mendoza 1983 Miércoles, 30 de octubre de 2013
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