Proyecto de Ley Marijó Areta: Antes de lo religioso o lo partidario, está lo humano La Cámara baja nacional cerró el año, entre tantas otras cuestiones, con una reunión simbólica acerca del aborto como una forma de marcar la agenda para el próximo período legislativo. El proyecto canaliza el reclamo que exige el derecho a esta práctica legal, segura y gratuita. Ese expediente lleva la firma de una sola representante correntina, la diputada María Josefa Areta, quien erige a la educación sexual como bandera y ensaya un lema célebre en esta causa: "nadie se embaraza para abortar".
A lo largo de una entrevista, la montecasereña reconoce a esta discusión como un tema "muy sensible" pero se mantiene firme ante los detractores. "El aborto tiene que ver con elecciones", comienza la defensa de su postura y confía en que parte de la sociedad "tiene miedo a que se los castigue por un prejuicio que es una barrera importante en esta lucha". Afianza su visión desde "lo más profundamente humano", en cuanto a su apoyo al proyecto que impulsa la cordobesa Cecilia Merchán. Areta reconoce pertenecer a una provincia con una identidad religiosa "muy profunda", aunque destaca que "negar información a una persona para que sepa cuándo y dónde tener hijos o no, o qué métodos utilizar para no quedar embarazada es un pensamiento muy perverso; hay que entender que lo genital está separado del sexo".
"Si me preguntas si soy partidaria del aborto te voy a responder con una negativa similar a temáticas como la del divorcio, que son la ruptura de un proyecto de vida", aclara la diputada. Se preocupa, sin embargo, ante cifras como las que sostienen desde Nación que fijan en más de 500 mil los abortos por año, con casi un tercio de incidencia en la mortalidad materna, números que en distritos del interior tienden a incrementarse.
Voluntad política
"No podemos negar que el aborto existe", desafía Areta y por eso apunta a la necesidad de legislar para que haya igualdad para quienes tienen los recursos para afrontar sus situaciones de vida y quiénes no. Es decir, que se brinden las herramientas para crecer en libertad de decisiones y sobre todo, en sectores sociales carenciados: "Mujeres sin conocimiento y recursos acuden a cualquier lugar".
Admite avances, no obstante, en algunos aspectos en la materia, pero insiste en su la falta de aplicación y la necesidad de administrar un trabajo "sistemático de articulación permanente, no una charla cada tanto, sino algo complementario entre educación, salud, desarrollo social y otros lugares sociales, como comedores públicos”. Cree, de esta manera, que no es una cuestión que necesite mayor infraestructura que la actual, sino que el punto a profundizar es “la voluntad y la decisión política que hasta ahora nadie la tomó en cuenta".
Religión y TV
La legisladora nacional estima que "el 90 por ciento de los que abortan son católicos", pero pretende que no se enrede la discusión con la religión porque "la excede por ser una cuestión de derechos humanos y con la necesidad de educación sexual como política de Estado, incluso desde el jardín". También aleja a las influencias según colores políticos a la hora de la votación y recompone su historia: "Soy de origen radical y no se me ocurriría preguntarle al presidente de la UCR qué piensa al respecto, pues vengo de una militancia social".
En cuanto a las conocidas presiones de algunos sectores de la Iglesia, siguió por el mismo camino: "Antes de lo religioso o lo partidario, está lo humano". Si bien reconoció que, en su caso, "la Iglesia nunca me prohibió ninguno de los talleres que hice al respecto".
Arriesga la idea de que cuando la discusión llegue al recinto de Diputados, sea "un tema de libertad de conciencia, más allá de lo partidario".
Su crítica tampoco deja de lado a los medios. "La TV de ahora tiene más sexismo pero sin aspectos educativos”, plantea quien además es psicóloga y recuerda que desde su actividad privada “hacíamos trabajos hace unos 30 años en las escuelas brindando información y las preguntas que nos hacían esos chicos son las mismas que nos las hacen los de hoy". Lo que creció, para Areta, fue el destape en cuanto lo genital.
Así determina a la educación sexual como una forma de "incluir a los pobres dentro del sistema, para que sepan los derechos que tienen y no quemen etapas, como ocurre cuando tienen hijos a tan temprana edad". En sintonía con lo anterior, profesa que "cuanto más libertad, más conocimiento hay que tener" y abre el interrogante: "¿Qué se quiere? ¿Un país poblado con muchos analfabetos o una población con conocimientos que le permitan libertades de elección?".
Fuente: El LitoralJueves, 9 de diciembre de 2010
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