Tres veces campeón Martín Valle, el jockey que sembró tanto que ya cosechó algo inédito: tres Carlos Pellegrini en cuatro años El montecasereño, de 26 años, logró la mejor carrera de Sudamérica con Intense for Me, tras los éxitos con Village King (2021) y The Punisher (2022); su historia y cómo fue asimilando los éxitos.
Village King ganó en 2021. The Punisher se impuso en 2022. Este año fue el momento de Intense for Me. Tres de los últimos cuatro ganadores del Gran Premio Carlos Pellegrini tienen un denominador común: el jockey Martín Valle. Si alguien creía que se podía encontrar algo parecido en el historial de la prueba más importante de Sudamérica, instaurada en 1887, tuvo un exceso de optimismo.
Irineo Leguisamo lo ganó 10 veces, sí, pero hubo 22 años entre la primera vez y la última. El mejor ciclo del prócer de la fusta uruguayo fue obtenerlo en tres oportunidades en un periodo de cinco ediciones, algo que calcó entre 1930 y 1934 cuando se disputaba en Palermo y entre 1944 y 1948 en San Isidro. Máximo Acosta se dio mismo lujo, entre 1936 y 1940, cuando se cerró la primera etapa en el hipódromo porteño. Ahora, Valle se acurruca entre ellos haciéndose lugar en la historia desde el presente, con algo inédito. Y se sorprende con la información. “No lo sabía. ¡¡¡Wow, qué buen dato ése!!!”, exclama, y se queda por unos segundos asimilando la situación.
Nacido en la localidad correntina de Monte Caseros hace 26 años, cursó la Escuela de San Isidro durante dos años, dio algunos pasos entre 2015 y 2017 montando ocasionalmente en hipódromos del interior y fue habilitado para competir en todo el país desde 2018. En esa misma temporada fue consagrado Aprendiz del Año, el premio que anualmente otorga el Jockey Club con los votos de diversos sectores de la industria. Acumula más de 800 victorias oficiales, incluidos 12 grandes premios, todos con caballos diferentes. De la dimensión de su primera victoria en un Carlos Pellegrini tomó conciencia el día después. “Cuando era chico vine dos veces a verlo y todavía no me imaginaba corriéndolo. Una de ellas fue el día del retiro de [Jorge] Valdivieso, cuando le ganó Julio César Méndez con Latency [en 2007]”, recuerda. Ya como jockey, los buenos recuerdos en esa fecha premium del turf sudamericano se amontonan. Lo corrió cinco veces y se lo llevó tres. “En 2021, cuando lo gané estaba muy contento, aunque no tenía tanta noción de lo que estaba pasando. Pero el día siguiente, camino a Palermo, me puse a ver la carrera en el teléfono en el auto y me largué a llorar, solo. Ahí caí en lo que había conseguido”, revelaba Martín a LA NACIÓN ya en la previa de la carrera de 2022, que también obtuvo. Village King y The Punisher eran parte del mismo equipo, el stud Haras El Ángel de Venecia, y bajo el mando del entrenador Carlos Daniel Etchechoury.
“Ahora lo tomo de otra forma, más profesionalmente, con mucha emoción. Era muy gurí cuando gané el primero, tenía muchas alegrías juntas, y hoy con la experiencia ya entiendo lo que estoy viviendo, sé lo que me pasa. Y me llena de orgullo”, analiza Valle, cuando mira por el espejo retrovisor cómo fue viviendo cada uno de ellos. Este último, Intense for Me, es un caballo al cuidado de Nicolás Martín Ferro y del stud Toroquemero, que nunca habían vencido en el Pellegrini.
De chico, cuando jugaba al fútbol en el potrero, los partidos de Boca y de la selección eran imperdibles. Ahora, el trabajo no le da muchas posibilidades de verlos con la misma religiosidad que en esas épocas en la que, además, las cuadreras resultaban un entretenimiento en su vida. La profesión y la familia acaparan gran parte de cada día hoy. Tenía 11 años. El caballo era, ante todo, un compañero de aventuras... aunque papá fue jockey allá en el Litoral y lo mismo su tío, Anselmo Zacarías, que por entonces ya trabajaba en Buenos Aires.
“Llegar a la cancha a trabajar antes que Falero”, describía una ambición cuando era aprendiz, una etapa que cerró velozmente, al alcanzar los 120 éxitos obligatorios en el verano de 2019. Aquella tarde del 24 de enero, uno de los poco frecuentes jueves del calendario en Palermo, Martín clausuró un ciclo al vencer con King Candy, en la sexta carrera, y abrió otro una hora más tarde, al imponerse en la octava prueba, con Seraphina, ya sin el beneficio del descargo de kilos que tienen los aprendices, aunque se trataba de una de las pruebas que no tienen esa ventaja.
Le puso más esfuerzo aún a la incertidumbre sobre lo que vendría. “Es fundamental para mí el acompañamiento de siempre de la familia, de mi esposa y de mis viejos... eso es algo inigualable. Después de que uno se hace jockey todo cuesta mucho más, pero me fui como seis o siete meses a varear en pandemia a La Plata. Todos los viernes me levantaba a las 4 de la mañana. Trabajé un montón. Por eso me empezaron a llegar más y mejores montas, junto a las de los que siguieron confiando en mí”. Sembró. Y acá está la cosecha, como uno de los jinetes argentinos más demandados, en un medio muy competitivo.
“Hay que cumplir con la gente, hay que estar. La única manera de progresar y seguir superándose es trabajando, y buscándole la vuelta a mejorar o aplicar en la forma de correr. La carrera perfecta nunca existe. A mí no me hace falta que me digan qué hice mal, yo ya sé en lo que me equivoqué y cómo tengo que corregirlo. Siempre me exijo para superarme”, ratifica hoy, en otra temporada exitosa. Un desacierto, vaya paradoja, le costó al propio Intense for Me el Estrellas Classic (G1), en junio, cuando quedó atrapado entre algunos rivales, no pudo atropellar a tiempo y perdió por medio pescuezo. El destino le tenía reservada otra gran conquista seis meses más tarde.
Admirador de las respuestas que tenía para cualquier desarrollo Pablo Falero, de los reflejos para largar de Ricardinho y de la capacidad para amansar a los caballos de Juan Noriega, Valle buscó incorporar a su repertorio lo que veía en su crecimiento y lo que le gustaba de sus compañeros de camada. Con el tiempo, el propio Falero lo cobijó en su equipo al dedicarse a la cuida. Hoy, hasta parece que hablara como él.
Y como Pablo en su época de jinete, Martín tiene la oportunidad de llegar a la Breeders’ Cup, un lugar que Intense for Me se aseguró para noviembre de 2025 por su triunfo en el Pellegrini. “Estamos todos muy ilusionados, pero soy consciente de que falta mucho. Con los caballos no se puede pensar tanto en el futuro. Es sanísimo, no tiene ni un rasguño y la oportunidad está, pero cuando llegue el momento veremos... Me encantaría poder viajar [a Del Mar, en San Diego]. Sé que sería algo lindo, una gran experiencia”, se entusiasma, aunque medido. Hay mucho por seguir cosechando hoy.
Por Carlos Delfino LA NACIÓNDomingo, 22 de diciembre de 2024
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