Televisión Marcelo Tinelli, íntimo: la reinvención del Bailando, la vida de soltero, la charla premonitoria con Messi antes del Mundial Se prepara para volver a la televisión con la misma pasión de la primera vez pero con nuevos desafíos. En esta charla a solas, el conductor habla del rating, el streaming, las críticas y las expectativas a un día del debut. Pero también del vínculo con sus hijos y con sus ex, de la familia como pilar de todo y de la felicidad imborrable de la consagración en Qatar.
Es la tarde de un viernes primaveral en la Ciudad de Buenos Aires, en la que el clima cada vez más indescifrable regala un cielo celeste y un sol a pleno. Desde afuera, el Palacio Duhau impone con su arquitectura centenaria y una vez adentro invita a un viaje a través de la historia. Allí se confunden elegancia de las escalinatas, la enormidad de los ambientes, el aroma de las flores y el andar de los turistas y los huéspedes del hotel, que hablan bajo, casi susurrando, como para no alterar el hechizo. En uno de los salones contiguos, enfrascado en su gran objetivo del año, Marcelo Tinelli atiende a la prensa. Aquí los tiempos son otros, los benditos tiempos de la tele, que se aceleran o enlentecen sin previo aviso. La cuenta regresiva para su vuelta a la pantalla que empezó a cobrar forma en un abril lejano, cuando desembarcó como director artístico de América, ya se cuantifica en horas, hasta que den las 21.45 del lunes 4 de septiembre. Es un regreso al Bailando, una zona de confort que encierra su pasión irrefrenable por hacer televisión. Pero también es una apuesta: su primera vez en el canal de Palermo, el doble juego de quien toma decisiones y conduce el buque insignia con el que se propone revitalizar el tercer puesto en el encendido. Una batalla que elige dar desde un lugar inédito para sus 40 años en la televisión, desde aquel periodista deportivo que irrumpió tímidamente de la mano de Juan Alberto Badía hasta convertirse en el gran conductor de su tiempo.
En su base de operaciones momentánea, Marcelo recibe a Teleshow con la amabilidad de un dueño de casa. Ofrece un sillón y se acomoda en un banco lejos de cualquier protocolo señorial. Invita e insiste una ronda de cafés. Suelta una anécdota que lo remonta a sus inicios como periodista, entrevistando a Diego Maradona en su época de Argentinos Juniors, y que relata como si hubiera ocurrido ayer. Contesta el último mensaje de WhatsApp. Chequea que no haya nada urgente. Pone el celular en modo avión y así lo dejará durante más de una hora. “Arrancamos”, dice, y se dispone a responder todos los temas.
—¿Por qué es el momento de volver con el Bailando?
—Cuando me contrató América, tenía dos opciones. O hacer el Bailando o hacer un programa de humor, que sentí que no iba a ser tan fácil como lo quería. Salir a hacer humor en la calle, con la inseguridad, con la gente tan sensible nos obligaba a hacer algo más de piso. Y lo que me terminó de dar la clave es que tenemos una programación que se podía retroalimentar con el Bailando. Creo que es un formato probado, que en su momento anduvo muy bien, basado en el entretenimiento, que puede tener sus discusiones, y con un segmento de humor político con las imitaciones. Vamos con un streaming que nunca tuvimos, con muchas sorpresas y con la participación del público, que es lo que más extrañé en los formatos anteriores. Vamos a tener 500 personas en la tribuna. Vuelve al Bailando como fue originariamente.
—¿Sentís que es una vuelta a una zona de confort? Porque cuatro años puede parecer poco tiempo, pero pasaron demasiadas cosas en el medio.
—Pasó una pandemia, en la que descubrimos la finitud de la vida. Murió gente cercana y llegué ni a despedirla ni ir a saludarla, ni al entierro ni al sanatorio. Cuando hicimos La Academia estuvo bien, pero faltaba el calor del público, éramos ocho nada más en el estudio, los camarógrafos con barbijo. Y el año pasado con el Canta Conmigo Ahora, que me encantó, pero también sentía que así como lo conducía yo, lo podía hacer cualquier otro. Era muy estático y a mí me gusta buscar otras paredes, esa televisión que hacía Alberto Olmedo y esa forma de conducir que siento desde Ritmo de la noche.
—Otra gran diferencia con el Canta es la salida en vivo, que lleva inevitablemente al minuto a minuto. ¿Es otra adrenalina?
—Me parece que tenemos que replantearnos si el vivo realmente nos va a dar un plus, un diferencial a favor, porque por ahí sin querer te genera cierta presión. No es lo mismo construir desde el piso de los canales líderes, y no quiero que eso nos condicione el aire. Además, si grabamos un programa a la tarde y pasó algo interesante, lo podemos spoilear durante la programación. A diferencia de antes, que nos sentábamos en familia a ver un aparato, hoy tenés que traer gente de otras plataformas también y sumar a la la pantalla principal.
—¿Cómo va a jugar el streaming en el nuevo Bailando?
—Así como antes había un bar donde los participantes charlaban después de bailar, ahora hay una cabina de streaming que esté saliendo dos o tres horas antes del programa, que lo vaya calentando. Lo va a conducir Cris Vanadía, van a pasar los participantes, los bailarines y la idea es que todo forme parte de la retroalimentación de la que venimos hablando.
—¿Es un terreno que te seduce como para entrar algún día?
—No digo que no, pero no lo analicé desde un lugar empresarial. Veo mucho, sigo el crecimiento permanente y lo adoro a Nico Occhiato, y veo que Luzu está muy bien, veo a Migue Granados, que lo tuve en brazos cuando era chiquitito y Pablo venía con su mujer al campo de Baradero y Olga está muy bien también, está República Zeta, hay unos cuantos que están andando bien. Pero por ahora lo sigo desde afuera.
—¿Cómo imaginás el segmento de humor político en el contexto de un año electoral?
—Lo estamos terminando de diagramar. Roberto Peña va a hacer de Sergio Massa, ya me estuvo mandando unos audios con unas canciones que me hacen morir de risa. Fátima Florez va a hacer de Patricia Bullrich y justo la mujer de Javier Milei, que quiero que lo haga Fredy Villarreal. Lo está trabajando, ya tenemos toda la máscara y para mí Fredy tiene toda esa extravagancia que tiene Milei, con todo respeto. Va a ser un Bailando showmatchesco, donde puede pasar cualquier cosa, en el que un día bailaban cinco parejas y al otro nos pasábamos todo el programa hablando con el papá de Flor Vigna.
—¿Qué es el rating hoy en día?
—Le voy a prestar atención porque es mi trabajo, pero no me voy a desesperar por el rating como en otro momento. Hoy tenés doble rating, el real time que es el minuto a minuto, lo que mide nuestra charla en este momento. Y después tenés el over time, que es la planilla general al otro día. Uno trabaja con todos esos elementos, mientras sean constructivos y nos puedan servir, pero no me voy a volver loco porque sabemos de dónde venimos. En otro canal por ahí tenés otra aceleración de pique, yo siento que tenemos una muy buena programación en América, pero que se está construyendo. A Ángel le está yendo muy bien, nosotros vamos después y veremos como funciona ese tándem.
—¿Te planteás algún número?
—La verdad que no. Me lo preguntaron los propios dueños del canal y no sé. Puedo decir cualquier cosa, no tengo idea. Sé que vamos en el prime time, donde está toda la tele jugada, con una competencia brava en los otros canales. Ahora entramos nosotros y van a jugar de otra manera, y es lógico. Es un lanzamiento de un big show, que América hace mucho que no tiene, y es un partido que se va a jugar todos los días.
—Para elegir el jurado fuiste a lo clásico.
—Sí, buscamos eso, que entiendan el juego, y lo entienden perfectamente. Angel y Polino son excelentes, son picantes, saben qué decir y qué no. Moria es una estrella que lamenté que no hayamos tenido durante este y Pampita conoce como nadie el certamen, de hecho va a bailar en la apertura. Que no se ofenda ninguno, pero son los cuatro mejores que podemos tener hoy en día.
—Es lo que fuiste a buscar de entrada, no ningún hay plan B.
—No, y se podría decir que es una conducción de cinco. Es muy importante los pies que te dan como interactúas con ellos, nos miramos y nos entendemos de memoria.
—Se te escucha apasionado. Te siguen dando ganas de hacer tele.
—Siempre. No me gusta mucho darle consejos a mis hijos, pero lo que les digo siempre es que lo más lindo que te puede pasar en la vida es seguir haciendo las cosas con las mismas ganas de la primera vez. No dejar de intentar nunca. Ir por el sueño más allá del resultado final. Tranquilamente podría quedarme en la comodidad de mi casa, y a la edad que tengo le sigo dando con las mismas ganas, la misma motivación, me agarran los mismos nervios. Si me va mal, intento que me vaya bien. Si me va bien, trato de mantener y mejorar eso que la gente eligió. Soy muy apasionado de lo que hago, esa pasión la llevo en la sangre y se la traslado a todos los que laburan al lado mío.
—¿Y cómo juega en esa pasión el otro desafío, que es el de la dirección artística?
—Me encanta y siento que es el momento. En los ‘90 tuve una oferta de Alejandro Romay para ser director artístico de Canal 9. Después se pudo haber dado algo en Telefé, cuando se va Gustavo Yankelevich y antes que llegue Claudio Villarruel. Pero en aquellos momentos no estaba con ganas de estar sentado en una silla mirando la programación todo el día pensando qué podía correr, sacar o poner. Hoy me gusta este doble rol donde priorizo más el equipo que lo individual; obvio que me encantaría que nos vaya bien, pero también que aportemos algo más a todo el grupo de América que está creciendo.
—¿Qué encontraste en América en estos primeros meses de gestión?
—Encontré el vivo, que es su marca. Desde siempre, cuando pasan cosas importantes agarrás el control remoto y vas a América, de los canales de aire, el último momento lo tenés ahí y eso nosotros lo podemos manejar muy bien. Me gusta cuando me encuentro en reuniones de directorio hablando de presupuesto, de programación de gerentes. Pero lo más lindo que tiene América es la gente, me hace acordar a cuando empecé en Telefe. Gente que respira tele, que muere por el canal. Desde el primer día que entré a Fitz Roy siento que lo conozco de toda la vida aunque es el único canal de aire en el que nunca había trabajado. Y una de las cosas por las que me gustaría que nos vaya bien a nosotros, es para devolver todo ese amor que recibo a diario.
—Ese vivo permanente de América se vio de manera manifiesta el jueves, cuando se conoció la muerte de Silvina Luna. ¿Cómo te impactó?
—Me impactó mucho a nivel humano a nivel personal porque la conocía a ella, era muy amiga de amigos míos, compartimos muchas cosas . La quería mucho, estuvo en dos Bailando y siempre fue una divina, no tengo otra palabra para hablar de ella de que lo que dicen todos, que era una mina espectacular. Es una pérdida muy sensible para todos, una chica divina, vi una de sus últimas entrevistas donde contaba que quería ser mamá, 43 años, injusto absolutamente. Y como programador, apenas dio la noticia Flor en Intrusos, pusimos el crespón negro y nos quedamos con el tema durante todo el día.
—¿Creés que Aníbal Lotocki va ser condenado?
—Yo lo único que espero que haya justicia, no quiero acusar a nadie, pero me parece tremendo que algo que le inyectaron termina siendo veneno en su organismo. Lo mismo le pasó a alguien a quién tenía más cerca últimamente, que es Mariano Caprarola, siempre me mandaba mensajes, me invitaba a La Jaula de la Moda, lo veía en los desfiles de Juanita y me impactó mucho. ¿Le das tu cuerpo a alguien y qué te pone? Insisto, no quiero juzgar ni nombrar porque desconozco hasta dónde tiene que ver el médico, pero ojalá que haya justicia, porque es una persona que está poniendo veneno en tu cuerpo. Después hay un tema que es el cuidado del cuerpo, las exigencias de las personas y qué significa estar bien físicamente, que merece un debate mucho más profundo.
—¿En qué televisión gestionás? ¿Sentís que es un momento de crisis del medio?
—Para nada, cuando dicen que la televisión está en retroceso, un programa pega un pico y sacude todo. Creo que la gente subestima mucho la televisión, como si fuera algo viejo, pero para mí es el medio de comunicación por excelencia. Andá a Estados Unidos, a cualquier lugar del mundo, y las cosas pasan en la tele. Nunca la subestimaría, pero a diferencia de otros años, hoy la tele necesita trabajar con otras plataformas abiertas para atraer público. Antes todo pasaba en la tele, hoy es un 360 que se retroalimenta, en los editados de TikTok, en los cortes en YouTube, en el rebote en las redes. De hecho, VideoMatch tiene una fuerza que nunca hubiera imaginado, me lo dicen los chicos en las calles y hasta los amigos de Lolo capaz me ven por TikTok comiendo los alfajores.
—¿Te duelen las críticas? ¿Estás muy pendiente de lo que se dice de vos?
—Hoy no estoy pendiente ni del elogio ni de la crítica. En algún momento sí lo estuve y fui tomado por eso cuando recién empezaba. Hoy no, y fui entendiendo de dónde viene el palo, a qué intereses responde, son muy obvios. Por supuesto que puede haber miradas diferentes de las cosas, y te puede gustar o no gustar lo que hago, pero no puedo estar aclarando todo el tiempo. Lo que no me gusta es la falta de respeto. Nuestro programa es de entretenimientos, un rubro que para mí es muy importante. La ficción tiene mejor prensa, mejor chapa, mas intelectual. El entretenimiento parecería ser más fácil, pero no lo es; hacer reír, divertir al otro, no es fácil y lleva tiempo, lleva esfuerzo y el mayor secreto del éxito es cuando la otra persona siente que puede hacer lo mismo que vos. Lejos de ofenderme, esa empatía, esa cercanía con el otro significa que traspasaste la pantalla. Antes quizás me preocupaba si iba a comer con mis hijos y no me dejaban tranquilo. Lo fui dimensionando, y esa confianza, que te vean como un familiar, hoy me alegra.
No hay nada más lindo Esa gran familia que armó a través de la pantalla, es una continuidad natural de la que construyó puertas adentro de su casa, por herencia y por convicción. En cada pensamiento, y fijados en su perfil de Instagram, están sus hijos; en los recuerdos, entran y salen sus padres y sus abuelos y en el respeto sostiene el buen vínculo con sus exparejas. Un clan, una palabra que le gusta, a pesar de cierta mala prensa. “Soy un gran buscador de excusas para tratar de reencontrarnos siempre con mis hijos”, resume Marcelo, y abre por un rato las puertas de su casa.
—¿De donde viene ese amor la familia?
—En que yo fui criado de esa manera también. En comidas de mesas largas, con las bromas de mi abuelo, las navidades que nos corrían y nos asustábamos, en los algodones para las barbas de Papá Noel, y yo hice lo mismo con mis hijos. Una de las cosas más lindas que me ha pasado en este tiempo, ahora que no estoy en pareja, es que haya venido El Tirri a vivir conmigo y con Francisco, que cierra un poco el círculo de mi vida. Es el hermano que no tuve, somos muy cercanos, en pensamiento, en la manera de ver la vida, yo lo quiero, lo admiro, y lo respeto. Te repito, siempre estoy buscando excusas, de hecho, estamos haciendo una serie para Prime Video, que se va a llamar Los Tinelli, y ojalá se puedan divertir como nosotros.
—Un adelanto se vio durante el Mundial, con esas aventuras increíbles con Lolo y el Tirri.
—Siempre le agradezco a Guillermina que me haya dejado pasar 32 días con Lolo, porque fue una experiencia maravillosa. Y ahí empezó esto de las redes, porque hasta entonces no mostraba mucho. El primer día, El Tirri tapó la cañería con la yerba del mate, hizo todo un lío, cayeron unos filipinos y no sé cómo hacía, pero se comunicaban. Me gustaría hacer un programa de viajes con él y escuchar sus historias, que no sé si son verdad. Y tampoco me interesa. Porque ahí está la mirada de mi abuelo, que inventaba historias cada vez más fantasiosas, las agrandaba. Mi abuela lo bajaba a tierra, “estas sanateando, José”. Y a mí no me importaba si era verdad o mentira, solo quería que me contara una historia. Por eso lloro cada vez que veo El gran pez de Tim Burton, hay algo del chico que escucha historias del padre que me hace acordar a mis abuelos.
—¿Te hubiera gustado que tus hijos se dedicaran a la tele?
—A mi viejo seguramente le hubiera gustado yo fuera periodista, y fui periodista. Y a mí me hubiera gustado que alguno de mis hijos estuviera en la tele conmigo ayudándome en producción o en algo, pero siento que están siempre. Mica estudió Diseño, tiene los locales de Ginebra que son de los mejores marcas de Argentina. A Cande le gusta pintar, cantar, va por el lado más artístico, le gustan los caballos como a Sole. Fran baila no sabés cómo, por suerte ahí sacó los genes de la madre y está muy enganchado como DJ y con la música, estudia cine, está en ese perfil. Juani es la que más veía cerca de los medios, que podía ser actriz, pero cuando pegó el estirón se metió en la pasarela, la eligieron para para hacer varios desfiles de alta costura, la contrató una agencia de París y me encanta ir a verla.
—En algunos años vemos por dónde anda Lolo... ¿Fue muy diferente la paternidad con él? Otra edad tuya, otro mundo...
—Sí, es diferente. Mis hijas mayores dicen que soy mucho más permisivo con él, que a ellas las retaba más, y es verdad. Siento que tengo más tiempo para darle, antes era otro momento, no sé si más o menos calmo, pero con una atención diferente. Hoy me encanta sentarme en el suelo y enseñarle a jugar a las figuritas con la mano, como jugaba yo. Sé que la tecnología forma parte de los hábitos de los chicos, que si están expuestos mucho tiempo produce daño, pero tampoco se lo podés prohibir porque es una manera de integrarse con sus amigos. La última pijamada de Lolo vino cada uno con su ipad y jugaron en red. Por eso me encanta que juegue al fútbol, porque es una forma hermosa de socializar. Son cosas que uno va aprendiendo. Siempre aprendí de mis hijos, siempre los escuché. Y no descarto tener más hijos, amo los chicos, me encanta. Me dan años de vida.
—Esta cuestión del clan bien entendido que hablábamos también incluye a tus exparejas. ¿Cómo es esa construcción?
—Primero, son tres buenas personas, tres excelentes madres, tres excelentes mujeres que han marcado mi vida. Podemos tener diferencias y discusiones, por algo también nos separamos, pero en general tenemos muy buena relación y lo que siempre priorizamos son los hijos. Uno se separa del vínculo de pareja, pero ese casamiento parental va a estar siempre y gracias a Dios tanto con Guille, como con Pau, como con Sole tenemos una linda relación. Y cuando la prioridades son los hijos, las diferencias se vuelven pequeñas.
—Repasando la última charla con Teleshow, antes del comienzo de Canta Conmigo Ahora, disfrutabas mucho la soltería. Era reciente tu separación de Guillermina, recién se había mudado El Tirri, compartían charlas con Fran. ¿Seguís en el mismo plan un año después?
—Sigue más o menos igual, con menos charlas con Fran que está más enganchado con su novia... Me encanta estar en pareja y no descarto algún día volver a enamorarme. Es lindo amar a alguien, cuidar, respetar pero hoy no se me ha dado, no ha aparecido alguien. Y me encuentro muy bien solo, completo al 100% lo que no quiere decir que no pueda estar completo al 100% con una pareja. Y he aprendido un montón de cosas, y desaprendido un montón de cosas en este tiempo en cuanto a la relación de pareja. Pero el día que llegue una persona a mi vida, va a llegar para estar con una persona completa, no a completarme a mí , o a llenar algo que me esté faltando, como me pasó muchas veces.
—No lo descartás, pero no estás a la búsqueda.
—No, me cansa esta cosa de que te presenten a alguien, el proceso de conocerse, el prejuicio de pensar que te conocen, pero en la tele a veces sos un personaje y no siempre sos vos. Me lleva tiempo, transito mis días con mis hijos, con mis amigos. Alguna vez me he visto con alguna chica. Estoy bien así.
—¿Ese Tinelli soltero y sin demasiado apuro cómo va a jugar en el Bailando?
—Tengo ganas de jugar ese juego, forma parte del ADN y lo voy a jugar. Va a estar Coki Ramírez, que hace doce años que no la veo y va a ser muy divertido, hay otras chicas solteras también, pero tiene que ver con un juego de la tele y no quiere decir que hay que trasladarlo a la vida real.
Recuerdos que no voy a olvidar El Tinelli soltero despertó su costado futbolero, con la experiencia mundialista con Lolo y El Tirri y el viaje express a Miami con cuatro de sus hijos para ver al Inter como hitos. Como hilo conductor entre ambos puntos está Lionel Messi, quien lo visitó con su familia en aquel diciembre inolvidable, todavía con el jet lag de las tierras árabes, el bronceado intacto de la alegría popular y la tercera en vivo y en directo, esa que de tanto costó cuesta creer que sea cierto.
—¿Todavía dura la alegría del Mundial?
—Uf, creo que nos sacamos todos un peso de encima. Messi somos todos, había tantas ganas de que él ganara algo, se lo merece. Tan buen tipo, buena persona, tiene una familia hermosa, él es tan positivo siempre. Y con todo lo que sufrió, las críticas desmedidas... Todavía me acuerdo cuando se quiso ir de la Selección. Hice una arenga al aire, lo llamé personalmente y cuando fui director de selecciones nos acordábamos siempre de eso. Y después verlo levantar la copa en Qatar, yo en la tribuna con mi hijo, no puedo pedir nada más. Me hizo acordar a la Copa Libertadores que ganamos con San Lorenzo, cuando le di la medalla de campeones a Fran y nos pusimos a llorar de la emoción.
—Hablando de la Selección, de San Lorenzo, ¿es un capítulo cerrado la dirigencia deportiva?
—Hoy tengo que entender que no tengo que hacer las dos cosas, me tengo que concentrar en lo mío. Amo San Lorenzo como siempre, pero no puedo, tampoco podría estar dirigiendo en la Liga Profesional, son lugares en los que necesitás gente que esté todo el día, que se dedique. Estuve once años como dirigente San Lorenzo, fui presidente de la Liga Profesional fui candidato a presidente de AFA. Me fue muy bien dentro de todo, aprendí un montón de cosas y hoy no está en mis planes.
—¿Te duele la distancia con San Lorenzo?
—Yo creo que la gente de San Lorenzo sabe cómo fueron las cosas y los que no saben, me duele que no sepan todo el dinero y el esfuerzo que puse. Sí me duele cuando alguien habla de vaciamiento. Para vaciar algo tiene que estar lleno, y yo doné canchas de césped sintético, edificio, plateas, puse plata de mi bolsillo para jugadores, mucho tiempo. Y fuimos campeones de América en fútbol, pentacampeones de la liga de básquet, hicimos un club para mí muy bueno. Nunca saqué ni sacaría un peso de San Lorenzo. El sabor amargo me queda por mis hijos, que no quiero que vayan a la cancha y por ahí tengan un mal momento. Pero de mi parte siento que di lo mejor.
TeleShowDomingo, 3 de septiembre de 2023
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