Historia Día de la Virgen: ¿por qué los católicos lo celebran el 8 de diciembre? Desde 1854 se conmemora el Día de la Inmaculada Concepción de María; conocé su historia.
Además de ser un feriado puente, hoy los católicos celebran el Día de la Virgen y también arman el arbolito de Navidad. Enseguida, sobreviene en muchos la pregunta acerca de qué implican estas tradiciones y por qué siguen vigentes.
Formalmente, el Día de la Inmaculada Concepción de María fue declarado el 8 de diciembre de 1854 por el entonces Papa en ejercicio, Pío Nono, quien después de haber recibido peticiones de distintas universidades del mundo, se congregó en la Basílica de San Pedro, en Roma, y realizó el anuncio:
"Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe", dijo ante más de 200 obispos y embajadores y miles de fieles presentes.
En el momento del anuncio, sonaron al unísono las 300 campanas de las torres de Roma y volaron varias palomas mensajeras. Simultáneamente, en todos los templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción.
De acuerdo a la fe católica, el Padre, desde su primera instancia la preserva del pecado original, preparándola para convertirla en la madre de su Hijo. Fue así que el Señor puso a María por encima de todas las demás criaturas, haciéndola la más humilde y la más servidora.
ORACIÓN A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén. Domingo, 8 de diciembre de 2019
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