Goya, 4 de noviembre Monseñor Adolfo Ramón Canecín ordenó diácono al montecasereño, José Antonio Castillo Así expreso el Obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin, durante la homilía que pronuncio en la ordenación diaconal de José Antonio Castillo, en la noche del viernes, en la parroquia Nuestra Señora de Itati. El prelado llamó a “ pasar la vida sirviendo” y recomendó a los clérigos a “no aburguesarse”. El nuevo diacono continuará desempeñándose en esa parroquia goyana. El viernes 4 de noviembre a las 19, en la parroquia Nuestra Señora de Itatí, de Goya, Corrientes, el obispo diocesano, monseñor Adolfo Ramón Canecín, ordenó diácono a José Antonio Castillo, de 34 años, oriundo de Monte Caseros y formado en el Seminario Interdiocesano “La Encarnación” de Resistencia, Chaco.
Monseñor Adolfo Canecin, comenzó su predicación animando a “que decididamente nos ayudemos a generar la cultura vocacional”, y resalto que “con la ayuda de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo, elegimos a este hermano nuestro para el orden diaconal, por eso, ¡demos gracias a Dios!”
Destaco “este detalle del amor de Dios y de la Virgen María, que las dos primeras ordenaciones que me toco en la vida de esta Diócesis, sean en esta casa, en esta parroquia donde tenemos como madre y patrona de a nuestra Tierna Madrede Itati”.
Dijo: “hoy celebramos los 150 años de la ordenación sacerdotal de San Jose Gabriel Brochero y, que lindo es descubrir que somos contemporáneos de los santos y eso tiene que estimularnos a la santidad, en la condición laical, diaconal y sacerdotal, en las vidas consagradas ya sean masculinas o femeninas, en todos los estados de la vida, podemos y debemos alcanzar la santidad”.
El nuevo diácono eligió como lema para su ordenación diaconal, la cita del evangelio de Juan: “Donde yo esté, estará también mi servidor”.
Al referirse al lema dijo que “que lindas que son las promesas de Jesús y que tiene que ser lo que movilice todas nuestras vidas” y eso “ tiene que ayudarnos a ser profundamente contemplativos, tiene que seducirnos y fascinarnos, es estar donde estará Jesús” enfatizo el Obispo.
Recomendó que “para estar donde esta Jesús, debemos pasar la vida como paso él aquí en la tierra, esta es la gran invitación, que a veces nos puede parecer dura y exigente: la cruz, que en definitiva es el servicio, por amor a Dios debemos servir a todos porque son mis hermanos”.
“Tenemos que pasar esta vida sirviendo a la manera de Jesucristo, ejercitando la humildad: inclinarnos como él y lavar los pies” remarco.
“Ser diáconos, es configurarse con Cristo siervo” fue la expresión tocante de la homilía de monseñor Adolfo Canecin.
Animo a José Castillo a “pasar la vida sirviendo, en un servicio que no se acaba cuando uno pasa al orden sacerdotal, porque, la condición de diacono va a continuar”.
“El servicio implica la Cruz, como la de Jesús, es decir, el sufrimiento, el anonadamiento, el abajamiento, la humillación, es decir, inclinarnos ante los demás para lavar los pies”.
IGLESIA EN SALIDA
“Hay que estar en una Iglesia en salida, llegar a aquellos que nunca vinieron, ya sea porque no tienen fe o por otra circunstancia, el ámbito de la misión es esta y para ello, no hay que salir del país sino que lo encontramos muy cercanos a nuestros templos. Sean servidores de la Palabra, servidores de la liturgia y servidores de la caridad” dijo.
Advirtió que cuando decae el servicio, en lo personal y en lo comunitario, es porque, primero decayó la capacidad de contemplación, esta diluyéndose la seducción de poder estar donde está el Señor”.
“Yo hoy pido a José Castillo, a cada uno de los párrocos, a todos los presbíteros, diáconos y consagradas, que no agotemos nuestro servicio en el ámbito intraeclesial, sino que busquemos areópagos, un lugar distinto, puede ser una vez por semana e ir a un lugar donde también esperan la Palabra de Dios”.
Con énfasis dijo a los curas “tengan un servicio misionero, llegando a todos los ámbitos, no solamente a los establecidos y formales, sino que vayan y lleguen más allá”.
¡SALGAN!
“Qué lindo es que tengamos esa actitud de llegar donde no nos llaman y ofrecernos gratuitamente, encuentren el tiempo en sus agendas para llegar a un comedor comunitario, al hogar de ancianos, a las cárceles, un club deportivo, un gremio o en cualquier situación periférica, por eso les digo: ¡salgan!”, remarco Canecin.
Recordó la expresión que dice “el diaconado es el ministerio del umbral, y que no se agota en el umbral para adentro sino que hay que salir del umbral para afuera y encontrarse con la realidad que duele e interpela”.
“A veces caemos en el aburguesamiento, nos vamos instalando y nos dejamos atrapar por las demandas intraeclesiales, por eso, digo a mis hermanos curas: tienen que animarse a ir mas allá de los ámbitos de la Iglesia. No nos dejemos atrapar por la comodidad, no ´achancharnos´por que ese es uno de los riesgos que tenemos como Iglesia y tenemos que viabilizar la misión y evaluarnos desde la figura de Cristo siervo”, concluyo.Lunes, 7 de noviembre de 2016
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