Escrito por Anila Rindlisbacher "Buscame en Monte Caseros que mi corazón está en Orfeo" Invitamos a toda la familia Orfeista a leer una historia mágica que tiene como protagonista a nuestro carnaval y a Comparsa Orfeo.
Este cuento fue escrito por Anila Rindlisbacher (ex-figura de Comparsa Orfeo) refleja lo que año a año a año despierta el carnaval artesanal… fiesta que como en el pasaje de las líneas expresa, “siempre es un buen motivo para que la gente regrese”.
Jeg despertó a Kevin de un sacudón.
Kevin, enojado y todavía dormido, le contó que estaba soñado con Ana y que se había encontrado con ella en Maragogi.
_ Maragogi ? en Brasil? Kevin…dale, deja de soñar y levantate que tenemos un largo viaje hasta Monte Caseros. Kevin había invitado a Jeg a ir a Monte Caseros para ver el carnaval. _ Es el lugar donde están las chicas más lindas_ le comentó. Estas últimas palabras fueron suficientes para que Jeg se entusiasmara con la idea del viaje.
Salieron de Buenos Aires a las cuatro de la mañana, para llegar cerca del mediodía.
Ni bien entraron al pueblo, Kevin fue a saludar a su viejo amigo Matías. Enseguida le preguntó si había visto a Ana Busket, su amiga que se le había perdido veinte años atrás…
Matías, apenado, le dijo _ No sé nada de Ana hace años, Kevin, pero el carnaval siempre es un buen motivo para que la gente regrese.
Faltando pocos días para el inicio del desfile, y al ver tanto trabajo atrasado, Kevin y Jeg se pusieron a colaborar con los “gurises”, cosiendo plumas, lentejuelas, forrando zapatos, pintando carrozas. Todos los años pasaba lo mismo: dejaban para último momento los detalles más importantes. Así que todas las manos que podían ir a colaborar eran muy bienvenidas…
Las chicas entraban y salían del galpón de trabajo de la comparsa buscando material para sus trajes. Vestian minishorts, remeritas y ojotas, debido al clima del lugar. Los ojos de Jeg parecían dos huevos fritos: no daba crédito a tanta belleza junta. Matías, al ver como Jeg revoloeaba los ojos le advirtió :_ ¡cuando las veas vestidas con sus diminutos y lujosos atuendos…te vas a infartar !
Unos días después…
Llegó por fin la noche del debut…
La avenida Alvear estaba colmada de gente. El pueblo entero se hizo presente para alentar a sus respectivas comparsas y disfrutar de la magia del carnaval.
Primero apareció Shangay, una de las comparsas más antiguas y tradicionales. Después entró Carún Berá, una agrupación que siempre se destacó por el brillo y alegría de sus participantes…
Matías, les había reservado a Kevin y Jeg una mesa en un bar llamado “La esquina de Adán”, con lo cual gozaban de una privilegiada ubicación…
Cuando anunciaron el ingreso de Orfeo, Kevin no podía dejar de recordar esos momentos vividos con Ana en el mismo lugar veinte años atrás, cuando ella, subida al carro de destaque principal, abría el inicio del paso de la comparsa…
Jeg sabía de la historia y siempre lo escuchaba con ternura; pero en ese momento cuando Kevin empezó a hablar de Ana, Jeg no le prestó mucha atención. Dios lo había bendecido: pasaban frente a sus ojos hermosas veinteañeras con cuerpos bronceados y esculturales.
El carro de destaque de Orfeo se acercaba…la euforia de la gente aumentaba…
_ ¡ Vamos Orfeo!
_ ¡ Arriba Orfeo! Gritaban a coro.
Cuando el carro de apertura estuvo frente a “ La esquina de Adán “, Kevin vio que una de las chicas que bailaba era Ana.
Se cruzaron las miradas.
Kevin empezó a gritar
_ ¡ Dale Ana! ¡Vamos Ana!
Ella lo miraba y le devolvía sus saludos tirándole besos desde la carroza.
Jeg, descontrolado, bailaba moviendo sus caderas arriba de la silla, revoleando la camisa y gritando: _¡ Arriba Orfeo !
El desfile terminó. Kevin fue a buscar a Ana; en el camino se cruzó con Matías y le agradeció por la sorpresa que le había dado al no avisarle de la presencia de ella.
Matías lo miró desconcertado.
_ No Kevin, ya te dije que Ana hace años que no viene por acá.
Kevin se quedó pensando unos instantes. Pero no había dudas. Esa chica era Ana. Lo sabía, porque estaba en Monte Caseros y su corazón como el de ella era de Orfeo.
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Viernes, 7 de enero de 2011
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