Domingo 20 ¡Felices Pascuas de Resurrección!!! El Evangelio, sobre todas las cosas, es la Alegría de la Creación. Dios, que cuando creó, vio que todo era bueno, es la fuente de alegría de todas las criaturas, sobre todo del ser humano. Dios el creador, parece decir de todo lo creado, “Es bueno que existan!” y su alegría se extiende a través de la “Buena Nueva”, por tal razón, lo bueno es mucho más grande que todo lo malo del mundo. Lo malo, de hecho, no es ni fundamental ni definitivo. Este punto claramente distingue al Cristianismo de las otras formas de pesimismo existencial. La creación fue entregada y confiada a la raza humana como un deber, representado no una fuente de sufrimiento, sino la base de la existencia creativa en el mundo. Una persona que cree en la bondad esencial de la creación es capaz de descubrir todos sus secretos, para así poder continuar la labor que Dios le ha asignado. Debe ser muy claro para aquellos que aceptan la revelación, y en particular el Evangelio, que es mejor existir qué no existir. Y debido a esto, en el realismo del Evangelio, no hay espacio para ningún nirvana, apatía, o resignación. En su lugar, hay un gran reto para una creación perfecta; sea de uno mismo, sea del mundo.
En cambio, la alegría esencial de la creación es completada por la alegría de la salvación, por la alegría de la redención. Sobre todo, el Evangelio es la gran alegría de salvación para el ser humano. La creación del hombre es a la vez su redención. La salvación no sólo confronta al demonio en cada una de sus formas existentes en el mundo, sino que reclama la victoria sobre el mal. “He conquistado el mundo,’’ dijo Cristo. La total promesa de estas palabras se encuentra en el Misterio Pascual. Durante la Vigilia Pascual, la Iglesia canta con regocijo, “O feliz caída, que ganaste para nosotros a tan gran redentor. Por tanto, la causa de nuestra alegría es para darnos las fuerzas para destruir el mal y abrazar la divina filiación que constituye la esencia de la Buena Nueva. Dios le dio éste poder al ser humano a través de Cristo. “Dios no envió a Su Hijo al mundo para condenar el mundo, sino que el mundo sería salvado por medio de Él.” La labor de la redención es elevar la labor de la creación a nuevo nivel. La Creación permea con la redención santificante, hasta con la divinización. Es como si le atrajera a la esfera de la divinidad y de la vida íntima de Dios.
Felices Pascuas de Resurrección… Y que el Dios vivo bendiga a cada uno de ustedes.
Fuente: elpiadoso.com Domingo, 20 de abril de 2014
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