Entrevista exclusiva Juan Manuel Piotto relató lo ocurrido En horas de la noche del pasado domingo delincuentes ingresaron al domicilio del Sr. Juan Manuel Piotto, ubicado en Av. del Libertador al 785. Los malhechores ingresaron a la vivienda en el momento en que nadie se hallaba en ella, cuando el propietario procedía a ingresar fue sorprendido por la presencia de estas personas, quienes forzándolo y con golpes lo ataron llevándose luego una importante suma de dinero y joyas.
En horas de la mañana de este martes MonteCaserosOnline se dirigió al lugar del hecho, Piotto nos atendió, conmocionado por lo acontecido nos abrió las puertas de su hogar, indignado nos contó lo sucedido y permitió que nuestras cámaras capturaran imágenes de cómo estas personas destruyeron lo que tantos años a la familia les constó construir.
“Cuando abrí la puerta para ingresar me abarajaron y me metieron para adentro, me mañataron con cinta engomada, me cubrieron la cabeza, estuve cubierto todo el tiempo, no los vi en ningún momento y no pretendí verlos” manifestó
“A uno de ellos lo noté más considerado, no sé si me conocía o qué, pero sentí que había una diferencia en su trato en relación a los otros, anímicamente había diferencia, a los otros los noté salvajes, me dijeron “a nosotros que nos importa si te morís”, con una falta de valoración a la vida ajena, como ha de ser también para la vida de ellos, porque estaban arriesgándola”
Mientras recorríamos los cuartos del domicilio Piotto nos mostraba cómo había quedado su hogar, con una mirada triste e indignada relataba “todo roto, todo revuelto, como que era un basural mi casa. Estas personas no tienen conciencia del orden, del cuidado, y ni hablar del sacrificio de toda una vida. Es muy triste, desde el año 30 y pico que lucharon mis padres para tener esto hoy día y se llevaron todo. Les di todo el dinero que tenía, las alhajas de mis padres, las pocas mías. Sinceramente el valor del dinero y las joyas me importa tres cuernos, pero si el valor sentimental y el sudor que costó eso, no solo de mi madre y mi padre, sino de mis abuelos, de mis tíos, de mis bisabuelos en Italia, el hambre que pasaron”… nos decía
“Yo diría que todo esto es producto de este tipo de política, donde todo se consigue tan fácil, donde no se valora el esfuerzo y el sacrificio” manifestó
Ropas en el suelo, todo revuelto, realmente un panorama muy poco alentador… “miro todo y realmente no me dan ganas de acomodar esto, ¿para qué?, para que vengan nuevamente” relató tristemente Juan.
Consultamos si halló alguna puerta o ventana forzada a lo que nos contestó que no, “se supone, me hicieron pensar a mí también que fue alguien que estuvo acá adentro, trabajando supongo yo porque visitas de extraños no hubo. No lo puedo asegurar, es algo que creo yo, esta persona tuvo que haberse llevado un juego de llaves. Cuando entro, abro la puerta me abarajan para adentro bajo empujones, patadas y putiadas me tiran al suelo, y la puerta que va del estudio hacia el patio estaba abierta, por otro lado no pudieron haber ingresado ya que no hay nada roto hacia el exterior” reiteró
“Miedo no tuve, sorpresa sí, una sorpresa ingrata, me desilusionó verme en una posición tan desventajosa con respecto al sentimiento de mis congéneres, sentí que me odiaban, que no valía nada, que era un despojo humano” nos decía
Recordando esa noche indicó “cuando sentí el silencio, que parecía que se habían ido, ahí sí comencé a temblar, a tener miedo, porque ese silencio que uno no sabe a qué se debe te produce incertidumbre, no sabía que me podía pasar, cuando los escuchaba sí, sabía que me podían acuchillar, pegar un tiro o golpear. Empecé a moverme, me destapé la cara, vi luces, no sé cuánto duró, perdí la noción del tiempo. Comencé a intentar desatarme, una vez que lo logré, me acomodé, trate sentarme y cuando lo logré noté que el silencio seguía, me levanté, me vine para este lado (cocina comedor), la puerta del fondo estaba abierta, la del frente cerrada, el auto no lo llevaron, eso me lo anticiparon ellos, cerré la puerta trabándola con un escritorio, porque el picaporte había quedado hundido, esa fue la única anormalidad de la puerta, la llave funcionaba. Luego, llamé a un amigo, hablaba despacito por el miedo, él fue quien llamó a la policía y al rato llegaron”
“Mi deseo es que aquella persona que lea esta nota, aprenda algo, y que lo trasmita a otros y esos otros a otros, crear conciencia para que no vuelva a ocurrir y la población argentina se trasforme en buena” concluyó
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Martes, 17 de julio de 2012
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