¿Qué comer para alcanzar los requerimientos necesarios? Cuánto calcio se precisa para garantizar la salud de los huesos La ingesta insuficiente de calcio durante ciertas etapas de la vida de la mujer, puede aumentar el riesgo de fractura no traumática (o ante traumas mínimos) en la juventud.
El profesor doctor José Zanchetta, director científico de la IOF para América Latina, reveló que “comúnmente se asocia a las fracturas con la osteoporosis en mujeres que ya pasaron su menopausia. Sin embargo, no son privativas de la madurez: las mujeres jóvenes sanas también se fracturan por causas no traumáticas, y ello puede ocurrir por una ingesta de calcio que no llega a cubrir los requerimientos nutricionales mínimos”.
El especialista reveló que “lamentablemente se observan fracturas en chicas jóvenes embarazadas y en madres que amamantan pero que no se alimentan en forma adecuada. Estas chicas suelen comenzar sus embarazos con bajos índices de masa corporal, siendo muy delgadas. Una fractura vertebral en una mujer de 30 años es irrecuperable, predispone a sufrir otra fractura posterior, y podría prevenirse fácilmente ingiriendo regularmente lácteos, productos fortificados y otros alimentos con calcio, además de vitamina D y actividad física”. En la Argentina, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNYS) de 2007 mostró que el 94,3 por ciento de las mujeres argentinas de 10 a 49 años de edad tienen una ingesta inadecuada de calcio. La mediana de ingesta de calcio en la muestra nacional fue 367 miligramos, en lugar de los 1000 miligramos recomendados. En embarazadas, el consumo promedio de calcio fue de 446 miligramos diarios, observándose un déficit en el 88,5% de los casos.
“Durante el embarazo y la lactancia, es imprescindible aumentar la ingesta de calcio, porque el bebé lo utiliza para la formación de su esqueleto, y naturalmente la mujer pierde hueso para satisfacer esa demanda”, comentó la doctora María Belén Zanchetta, médica endocrinóloga y osteóloga, coordinadora médica del Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM). “Nos encontramos muchas veces con mujeres jóvenes, sanas y muy delgadas que se embarazan y de repente, al mes de amamantar a su hijo, sienten un dolor fuerte de espalda, un ‘crack’, y siguen adelante sin saber que acaban de sufrir una fractura vertebral. Amamantar es una decisión inteligente y muy recomendable, pero para ejecutarla es necesario asegurar la correcta nutrición de la madre”.
“La mujer joven debe cuidar sus huesos mediante hábitos saludables, porque hasta los 25 años el esqueleto se sigue formando y crece; si se llega a esa edad con un pico de masa ósea insuficiente, es irrecuperable; aumenta el riesgo de osteoporosis en la postmenopausia y, por consiguiente, de fracturas”, comentó la especialista.
Por su parte, la licenciada Laura Gear, nutricionista del IDIM, explicó que alcanzar el nivel de calcio adecuado mediante la alimentación no es difícil, pero la mayoría no cubre estos requerimientos. Una mujer adolescente, embarazada o amamantando necesita al menos 1300 miligramos diarios de calcio, que se obtienen con un trozo de queso fresco, un yogur fortificado con calcio y leche para cortar infusiones. El calcio que aporta el yogur se absorbe mejor que el de la leche y el queso”.
Además, es necesario realizar actividad física en forma regular, y recibir vitamina D, ya sea mediante una exposición diaria de unos 15 minutos al sol o mediante suplementos vitamínicos. Otras medidas importantes son reducir el consumo de alcohol y de cigarrillo.
La experta mencionó que “la población general tiene un requerimiento diario de unos 1000 miligramos diarios. Si bien lo ideal es que el consumo sea diario y fraccionado a lo largo de la jornada para una mejor absorción, alcanza con que la ingesta semanal sea la adecuada. Lo importante es incorporar a la alimentación habitual el calcio, como un integrante natural de la mesa”.
Huesos en riesgo
Existen condiciones que ‘roban’ hueso en la juventud: los desórdenes alimentarios como la anorexia nerviosa, el alcoholismo (cada vez más prevalente), ciertos medicamentos como los corticoides, cuando se deben utilizar en altas dosis, por vía oral y en forma prolongada (por ejemplo, en afecciones autoinmunes como artritis reumatoidea o lupus), algunos trastornos endocrinológicos, y las irregularidades crónicas de los ciclos menstruales en general.
“La mujer en edad fértil cuenta con una hormona que es un verdadero ‘guardián del esqueleto’: el estrógeno”, declaró Zanchetta.
“Cuando se alteran los ciclos menstruales por mucho tiempo, se pierde esa protección, lo que lleva a un mayor riesgo de fractura. No obstante, la buena noticia es que cuando esta situación se presenta en la juventud, por lo general es posible restablecer la salud ósea en forma casi óptima con sencillas intervenciones”.Jueves, 7 de octubre de 2010
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