René Hilda Batalla Yo no quiero vestirme de negro Hace días vengo escuchando:
“El 8 de marzo las mujeres paramos”
“El 8 de marzo hay que vestirse de negro”
Y pregunto… -¿Esto se le habrá ocurrido a una MUJER?
Y me parece muy raro.
Porque desde que tengo uso de razón todas las mujeres que dejaron huellas en mi memoria y en mi vida ¡Jamás pararon! Mis maestras aparte de enseñarnos a leer y escribir, aparte de revisarnos si teníamos piojos, aparte de dejarnos con el corazón en vilo hasta cinco minutos antes de pasar a izar o arrear la bandera (que era lo más HONORABLE que te podía pasar, que todos escuchen tu apellido porque eras DIGNO como alumno y como persona) aparte de “dejarnos después de clases” por alguna macana cometida. Aparte de que si otra maestra, de otro grado faltaba, se hacía cargo de la mitad del curso. Aparte de…
Ellas, una vez al año iban a las casas de sus alumnos a ver cómo estaba conformada la familia, cuál era la situación económica de cada hogar, cómo podían ayudar desde su lugar de docentes.
Mi madre aparte de criar cinco hijos y hacer magia con la economía, de cocinar maravillosamente, de esperarnos con el matecocido y hacernos sentar a hacer las tareas de la escuela y… ¡Ojito! al que se le ocurriera preguntar en voz alta – ¿“cuánto es siete por nueve?” porque ¡Todos teníamos que repetir la tabla del siete! Aparte de decirnos al sentarnos a la mesa “tené modos”! Aparte… Ella, mis hermanos y yo ayudábamos a pasar los ladrillos o los baldes de mezcla cuando mi padre comenzó a edificar ésta, mi casa.
Mis abuelas, mis tías, mis amigas, mis profesoras, mis vecinas. Todas esas MUJERES a las que he admirado siempre ¡Jamás pararon! En sus luchas, en sus tareas, en sus ideales, en sus sueños, en sus emprendimientos, en sus vidas.
¿Porque vestirnos de negro?
¿Por qué no, defendernos con los colores de la VIDA?
¿Por qué parar, si a decir verdad sin nosotras las mujeres, el mundo dejaría de ser mundo?
¿Por qué mostrarnos pesarosas y oscuras ante el mundo, si cada una de nosotras sabemos con certeza lo que defendemos, lo que anhelamos, los lugares que deseamos ocupar en esta vida?
La muerte de las mujeres que murieron también puede dolernos en colores.
El futuro de nuestros hijos y nietos también podemos defenderlo en colores.
El repudio a la violencia, en general, también puede ser demostrado en colores.
La impotencia de que un macho nos golpee también puede manifestarse en colores.
Yo no quiero vestirme de negro.
Prefiero creer en el verde, en el azul, en el rojo, en el amarillo.
Prefiero creer que en este universo donde todo se ha devaluado de tal manera, donde las reglas se cambian a conveniencia de instancias, donde un señor dirigente hace de cada paso un acto político, donde los docentes han sido ninguneados y maltratados como parias.
En este universo donde somos las mujeres que las que equilibramos desavenencias, las que remendamos heridas, las que abrazamos soledades propias y ajenas, las que todos los días nos proponemos una meta y lo logramos, las que nunca aflojamos.
¡Todavía podemos CREER en colores!
De simbolismos está hecho el camino al infierno.
De colores está hecho el camino a la VIDA.
Quiero creer que aún no me han vencido.
¡Soy una MUJER!
Quiero SEGUIR.
Quiero LUCHAR.
Quiero AMAR.
¡Quiero VIVIR!
Yo No Quiero Vestirme de Negro.
Quiero pintar mi propia historia.
El negro es el color del final.
René Hilda Batalla Martes, 7 de marzo de 2017
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